La segunda temporada de American Horror Story fue nominada en varios premios entre las que destaca la nominación de Jessica Lange a mejor actriz de película para televisión o miniserie, el premio al Top 10 de los programas de televisión de 2012 por el American Film Institute y multitud de nominaciones y premios más como el premio a mejor actor de reparto en miniserie/película a Zachary Quinto y a mejor actriz de reparto en miniserie/película a Sarah Paulson en los 3rd Critics' Choice Television Awards.
En esta ocasión los protagonistas no se centra en una familia o en una pareja sino que son varias tramas que van tejiéndose poco a poco, convirtiéndose en protagonista cada una de las historias paralelas teniendo el mismo peso en la serie, además de volver a recurrir a una mezcla de pasado con presente, y conducir al espectador en enfrascarse en la búsqueda de la verdad sobre ese manicomio. En primer lugar, tenemos como protagonista a la Hermana Jude junto a la hermana Mary Eunice y el Monseñor Timothy Howard, encargados del manicomio Briarcliff en 1964, de este trío hay que destacar sin duda a la grande Jessica Lange que vuelve a mostrarnos una vez más una grandísima actuación, llena de matices, que consigue que a lo largo de la temporada sea uno de los personajes mejor construidos psicológicamente, con sus miedos, sus contradicciones, sus virtudes (pocas pero las tiene) y como ejemplo de que los malos no son tan malos ni los buenos tan buenos. Pero, sin duda, la gran relevación de esta temporada es Lily Rabe con su personaje de la hermana Mary Eunice, un personaje que a diferencia del personaje de Lange no es un personaje lleno de matices sino que pasa de un extremo a otro (para los que la hayan visto entenderán por qué) es un vaivén de emociones y te sorprenderá el giro de acontecimientos que da su personaje en varias ocasiones, Rabe consigue captar la atención del espectador en todo momento y su presencia se te hace imprescindible. Y también mencionar que el Dr. Arthur Arden sería otro protagonista adherido a este trío, un personaje con un pasado oscuro y aberrante pero que consigue transmitir al espectador las ganas de saber más sobre lo que oculta, de lo que hay detrás de toda esta institución. Sin duda, estos cuatro personajes son el eje principal de la ficción y permiten mantener en ascuas al espectador en todo momento, podríamos verlos también como el 'eje del mal' de la serie.
Los siguientes protagonistas sus historias parten de distintos orígenes y no están conectados entre sí pero los acontecimientos harán que sus vidas se junten en Briarcliff y estos son: Kit Walker, presunto criminal, Lana Winters, periodista y el Dr. Oliver Thredson, inicialmente llega a la institución con la intención de tratar a Kit Walker. Un gran acierto el de Sarah Paulson para dar vida al personaje de Lana Winters, después de su breve aparición en la primera temporada. Paulson otorga personalidad a su personaje, cada gesto, cada mirada, la manera de interpretar al personaje es increíble, no se puede hacer uno la idea de una Lana Winters sin Paulson. Además, el personaje de Lana Winters es también uno de los más importantes de toda la temporada, incluso superando en ocasiones al anteriormente mencionado el 'eje del mal', dentro de su personaje podemos ver varias pinceladas: avaricia, orgullo, lucha, locura, tristeza, egoísmo, es un personaje que no se puede considerar bueno ni malo, al igual que la mayor parte de los personajes, es ambigua, pero es cierto que es una de las tramas principales de la serie y no defrauda en cuanto a ello. Paulson muy grande.Con respecto a la otra parte del elenco hay que mencionar que han otorgado grandísimas actuaciones en este temporada y no se puede mencionar una a una pero ninguno ha fallado, desde la adorable pero aberrante Pepper (Naomi Grossman) hasta la paranoica y desquiciada Charlotte Brown "Anna Frank" (Franka Potente) sin olvidarnos de las inolvidables actuaciones de esta temporada como la de Chloë Sevigny como Shelley, la ninfómana y el cameo en varios capítulos de Frances Conroy como Shachath, el Ángel de la Muerte.
Los saltos de tiempo vuelven a estar justificados en esta temporada, las repercusiones, las idas y venidas en las trama, provocan que el espectador se mantenga enganchado a la serie y quiera saber ¿qué ha pasado con...?, es realmente complicado mantener el interés entre saltos de tiempo que se produce en la serie, además de enlazar varias tramas a la vez sin quedar ridículo o muy forzado, ya que lo especial de American Horror Story es capaz de mostrar personajes tan distintos pero que conecten entre sí, hay esa química necesaria para que ningún personaje quede en el aire o sin sentido, una conexión perfecta desde las relaciones entre el propio 'eje del mal' con el resto de personajes hasta la relación de los personajes de pasado con los del presente, esta serie lo consigue.
Y en un plano más técnico, la musicalización de la serie en esta ocasión ha sido perfecta: consigue otorgar más oscuridad y tenebrismo a lo que sucede en pantalla, pone en alerta al espectador de lo que puede ocurrir, a diferencia de la primera temporada, aquí la música juega un factor muy importante, además, no podemos olvidar ese 'Dominique' que nos acompaña en muchos capítulos y cuando no aparece se echa de menos inclusive. La estética en esta ocasión no se ha buscado dar miedo como ocurriría en la primera temporada sino que se ha buscado una atmósfera de oscuridad, de una situación tétrica, es una temporada que no busca el misterio o los fantasmas sino que es un miedo más psicológico, un miedo basado en la impresión, a diferencia de la primera temporada no juega únicamente con lo paranormal para dar esa sensación de terror en el espectador sino que utiliza imágenes que provoquen impresión e incluso malestar visual. Sin duda, la temporada más oscura de American Horror Story. Consigue, lo que coloquialmente decimos, te de 'cosa', te den escalofríos y cree esa sensación de agobio pero que a la vez no puedes parar. Los colores juegan un factor muy importante aquí, sobre todo en el interior del manicomio se puede ver la utilización de colores oscuros y fríos para dar una mayor sensación de tristeza y abandono, en contraposición a cuando se encuentran fuera del manicomio que hay una mayor iluminación en señal de libertad. La simbología aquí es importante, no hay nada expuesto al azar siempre hay un porqué detrás y no siempre es aquello que esperamos que sea sino que inclusive puede significar lo contrario.
El único inconveniente que puedo observar son dos: el primero, hay una trama con seres que no son de este mundo pero que no termina de convencer y flojea en varias ocasiones, podría haberse trabajado y profundizado más, dar una perspectiva diferente y haberla realizado mejor y el segundo, el final, el final es casi perfecto pero no termina de establecer todo de forma correcta y hay historias que se cierran casi por arte de magia y quedan concluidas de forma rápida mientras que otras ni siquiera quedan concluidas, es un final mejor realizado que el que se realizara en la primera temporada pero sigue siendo un final notable que no sobresaliente.
En conclusión, una serie que esta vez ha dado un giro de 180º con respecto a su temporada anterior y que ha roto totalmente relación con esta adentrándose en una temporada oscura y psicótica, la tensión ha sido mucho mejor trabajada en esta temporada, al igual que los personajes, en cada capítulo aportan un nuevo giro de los acontecimientos, aporta nuevos datos de tramas que parecen incomprensibles pero que van tomando forma y sentido a lo largo de la temporada y la mayor parte consiguen ser concluidas. La nota final es un 8. En mi opinión, me gustó más la primera temporada pero esta temporada en muchos aspectos tanto visuales como narrativos es bastante superior a la primera, no hay ningún personaje plano ni una trama floja. Una temporada muy notable pero eso sí, aquí no hay fantasmas pero los escalofríos en el cuerpo los tendrás sí o sí.
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